"En la banca española, las cosas iban tan mal que nos hemos tenido que mover en el ámbito del mal menor". Son palabras del ministro de economía, Luis de Guindos (en la imagen). Las dice ahora, cuando la crisis bancaria que en España comenzará en 2009-2010, empieza a encarrilarse.

Bueno, que empiece a encarrilarse es un decir. Al final, la realidad acaba pactando con la apariencia. Veamos, el negocio bancario ha dejado de existir y buena prueba de ello es la evidencia ante la que todos cerramos los ojos: el margen financiero no mejora en ninguna entidad. Hoy, no ayer, en 2014, cuando presuntamente hemos salido de la crisis.

Es lo mismo que ocurre con la crisis. ¿Hemos salido de la crisis económica Naturalmente que no. Hemos sacado la cabeza del agua en materia de crisis financiera, que es como la espuma del baño, aunque se trate de una espuma venenosa.

Pero la causa de esa crisis financiera -el océano de liquidez en el que nos novemos, que ha trastocado el justo precio de los bienes y servicios-, no sólo no ha disminuido sino que ha aumentado. Por eso tenemos el paro que tenemos.

Pero volvamos a la banca. Sorprende la sinceridad de Luis de Guindos. El ministro de Economía tiene alma de banquero, y de banquero competente. Dirigió Lehman Brothers en España y Portugal y, aunque hoy Lehman se síntoma de fracaso, lo cierto es que España y Portugal eran divisiones que no estaban en crisis cuando él las lideraba, dentro del universo Lehman. Al contrario, eran dos países que marchaban bien. No, Guindos es mejor banquero de inversión que político saneador de bancos. Y eso, aunque recupere el dinero de todos los españoles invertido en el saneamiento de Bankia.

Porque Guindos, así como el Gobierno Rajoy ni se planeó la posibilidad de dejar quebrar a los bancos quebrados. Si hay un argumento falso repetido hasta la saciedad es aquel de que dejar quebrar a un banco quebrado es más caro que sanearlo con dinero público. Mentira. Lo que ocurre es que es más impopular, y a los políticos más que el bien común mes importa el bien electoral.

Ahora Guindos presume de saneamiento bancario. Hombre, no tengo yo muy claro el porqué cuando la factura se sigue hinchando y por más que ponga a Bankia como ejemplo. Si hubiésemos dejado caer a los bancos quebrados, como ocurrió con Lehman, el negocio hubiera sido mejor para todos. Salvo para los propietarios de los bancos y para obligacionistas, preferentistas y demás 'istas'. Pero esa es otra cuestión.

Y la prueba del nueve está en sus propias palabras. Pedimos ayuda (mejor, crédito) a la troika -ayuda para que hiciera negocios con nosotros, claro está- porque no sabíamos cómo estaba la banca. Pues entonces, le está dando la razón al sinuoso Durao Barroso cuando asegura que critica la inspección bancaria española.

En resumen, lo que Guindos tenía que hacer es lo que no hizo: aplicar el caso Lehman, el caso que él vivió.

Ahora Guindos va a aplicar la misma medicina a las empresas en concurso de acreedores: obligar a los bancos a mantener el 100 por 100 de una compañía si hay alguien que quiere comprarla. La idea es buena por dos razones:

1. Una empresa no es un banco, porque una empresa produce algo, mientras el banco sólo vende tiempo, no produce nada.

2. Porque la condición que impone De Guindos es que haya una oferta compradora. Perfecto: si el salvamento de Bankia dependía de que hubiera un oferta compradora me apunto al salvamento, pero, eso sí, sin necesidad de aportar dinero público… lo que no se hará con ninguna empresa en dificultades, sí con un banco.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com