Sr. Director:

Parece que los partidarios de la eutanasia han elegido España para legalizar ese tipo de muerte, homicidio disimulado. Empezaron con Ramón Sanpedro, cuya muerte fue una crueldad. Ahora le toca a la granadina Inmaculada Echevarría. No hay derecho a la muerte sino a la vida y a recibir los cuidados paliativos. La desproporción terapéutica con ensañamiento es otra cosa. Sólo en Holanda y en Bélgica está legalizada la eutanasia y los abusos que se dan en Holanda son conocidos; aquí los ancianos prefieren las clínicas de Alemania. En Australia revocaron la ley. Además de ser un crimen, la legalización de la eutanasia genera otros riesgos: en los enfermos, ancianos e impedidos crea desconfianza en la familia, en los hospitales y en el médico. Ante una larga enfermedad, la familia puede cansarse y el personal sanitario procurar evitar gastos y trabajos. Ante quienes pueden dejar fortuna, los avaros desear su muerte. Los hedonistas, comodones y egoístas, considerar al anciano un estorbo. Salvo caso de desesperación o de depresión, nadie se desea seriamente la muerte, salvo si padece lo peor: falta de cariño y de apoyo, soledad o saberse un estorbo en su familia.

 

Josefa Morales de Santiago

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