Si en la campaña de hace dos años se empezaron a dejar secar los árboles, es muy probable que cada vez sean más los campos que se dejen sin cultivar. Federico Gómez Pardo explica las causas por las que al agricultor no le salen las cuentas.

Sr. Director:

Si la campaña citrícola del 2006-2007 fue nefasta y quedó mucha naranja por recoger, la actual parece que todavía será peor.

En ello influyen tres factores fundamentalmente: la presión de las grandes cadenas de supermercados europeas y nacionales, los grandes márgenes con que venden los detallistas, -en un año normal, el doble del precio que cobra el agricultor por kilo de fruta - y la modalidad que se ha impuesto de venta "a comercializar"; es decir, sin precio para el agricultor, al cual se le liquida lo que queda después de descontar, de los precios en el mercado, todos los gastos de recolección y comercialización, que puede no llegar a cubrir los costes de producción, incluso puede que no quede nada.

Con este sistema los comerciantes, las grandes cadenas y los minoristas no corren ningún riesgo; quien paga el pato siempre es el agricultor. Si en la campaña de hace dos años se empezaron a dejar secar los árboles, mucho me temo que cada vez serán más los campos que se dejen sin cultivar.

Si aprovechando que se dispone de los pozos de agua para el riego, deciden vender las tierras para convertirlas en campos de golf y en urbanizaciones, que no se les acuse del atentado ecológico; es que no habrán tenido otro remedio.

Federico Gómez Pardo

fredericgomezpardo@gmail.com