Eso recuerda Pedro Solbes, mientras el también ex ministro Carlos Solchaga olvida el fracaso de las agencias privadas de empleo

 

El ex vicepresidente Pedro Solbes recordaba, días atrás, que la Encuesta de Población activa (EPA) formulaba una pregunta, que ya no formula, bastante significativa: ¿aceptaría usted una oferta de trabajo en una ciudad lejana de su residencia actual? Más del 80% de los encuestados aseguraban que no.

Una cifra que pone en entredicho la estadística sobre el paro, ciertamente, pero que tiene su explicación, aunque a lo mejor no su justificación. La verdad es que la principal inversión del español es su hogar: quiere una casa en propiedad. El sentido hogareño es aún muy fuerte en España y eso es algo bueno. Trasladarse significa cambiar su hogar, y a lo mejor quedan muchos años de su hipoteca para que sea suyo.

Por otra parte, el ministro Solchaga, en la misma reunión, pedía que el Servicio Nacional de Empleo, el antiguo INEM, obtuviera al menos el 10% de los contratos que se firman en España (hoy está por debajo del 9%). Y pide la participación del sector privado en la actividad del viejo INEM.

Olvida el ex ministro que, durante su etapa al frente de la economía española, se crearon las Empresas de Trabajo Temporal (ETT) y, al mismo tiempo, las agencias privadas de colocación. Las ETT proliferaron como la espuma y constituyen en Occidente verdaderas multinacionales de precarización del empleo. Incuso durante años mantuvieron salarios más bajos para un mismo puesto de trabajo. Pues bien, no se creó ni una sola agencia privada de colocación. Ni una.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com