Sr. Director:
En la ponencia aprobada por todos los grupos parlamentarios con la abstención de Esquerra Republicana de Cataluña, se señala que el 50 por ciento de nuestros jóvenes están consumiendo alcohol desorbitadamente los fines de semana, con una o dos borracheras al mes entre quienes tienen de 14 a 15 años.

Este fenómeno causa no pocas alteraciones en la conducta psicológica y social con un grave deterioro para los jóvenes y su entorno familiar y escolar.

El Informe plantea la necesidad de unificar la edad legal de consumo, que actualmente está en los 18 años, y subirla a los 21. Pero el problema no es sólo ni principalmente legal. Es un problema cultural, moral y educativo, porque el consumo indiscriminado de alcohol refleja un estado de ánimo y responde a una forma de vivir el ocio que denota vacío de sentido, falta de vínculos y de razones para construir. Una vez más, las leyes pueden ayudar pero no resuelven la raíz de los problemas humanos especialmente los producidos en personas desarraigadas.

Domingo Martínez Madrid