Sr. Director:

Datos como los publicados recientemente por la Fundación Jaume Bofill, muestran con objetividad la delicada situación de nuestro sistema educativo. Aún es posible reaccionar. Los ciudadanos de a pie hemos de saber lo que hay en juego.Una de las claves a mejorar es la disciplina y unidad de criterio en muchos de los centros educativos. Esto va muy unido a la falta de autoridad de los profesores, que son obligados a reducir la exigencia académica, asunto clave para respetar a los alumnos y poder hacerse respetar, sin autoritarismo.

Si queremos mejorar, urge que sea garantizado por los poderes públicos, el derecho prioritario de padres y madres a educar a sus hijos. Para eso, nos sobran esta Educación para la Ciudadanía o los programas de educación sexual que atentan directamente a la libertad.

Vivir en democracia implica directamente el derecho de los padres a escoger el centro educativo para sus hijos y poder tener una educación moral que sea conforme a los propios principios y valores.

Las imposiciones ideológicas nunca mejoraron de verdad el nivel educativo de un país. Evitemos perder fuerzas con materias añadidas no consensuadas, que dispersan la atención y hacen perder energías.

Para recuperar la cultura del esfuerzo y del respeto tendremos que contar con el trabajo de todos, con amplios y generosos acuerdos. Una libertad de andar por casa y sólo para unos cuantos no es bandera que ayude a progresar a una sociedad moderna. Sería, como mucho, educar en la mediocridad. Y de eso, ya todos estamos de vuelta.

Emili Avilés Cutillas

emiliaviles@gmail.com