Antes de irse de Vacaciones, el Gobierno portugués quiere dejar atado su plan energético, que podría resumirse en las siguientes palabras: los españoles no pasarán.

El nuevo Gobierno de José Sócrates pretende aglutinar todos los intereses petroleros alrededor de GALP y los eléctricos alrededor de EDP. Precisamente, en esta eléctrica el Gobierno mantiene bloqueada a la española Iberdrola. Sin embargo, EDP se ha hecho con el control de la asturiana Hidroeléctrica del Cantábrico.

Es más, al nuevo Gobierno no le importa la presencia en Italia de los dos monstruos italianos, el petrolero ENI y el eléctrico ENEL, pero españoles, no gracias.

De ahí que el rumor, que corre insistentemente por Madrid, de una fusión entre EDP y Fenosa resulte difícil. Los portugueses podrían estar muy disgustados, dado que ahora son más grandes y serían absorbentes, pero es de suponer que el Gobierno español no. Además, Emilio Botín, principal accionista de Fenosa, lo que quiere no son acciones de EDP sino dinero constante y sonante. Sobre todo, contante. No olvidemos que el aforismo favorito de don Emilio es el siguiente: Lo que no son cuentas son cuentos.