Correa intenta endurecer, una vez más, las condiciones de explotación

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, sigue los pasos del bolivariano Hugo Chávez y exige más a las petroleras presentes en el país. Correa es más discreto y sus declaraciones no resultan tan espectaculares como las del presidente-showman venezolano, pero no duda en apretar las tuercas a las empresas extranjeras. Y lo hace subiéndoles los impuestos bajo la amenaza de la nacionalización.

De hecho, Ecuador ha fijado el mes de noviembre como fecha tope para la firma de los nuevos contratos de prestación de servicios, que en el caso español afectan directamente a Repsol. La petrolera ya renegoció recientemente sus contratos en Ecuador de modo que el Estado obtenía el 100% de los ingresos sobrevenidos, lo cual ya limitaba, según los analistas, la rentabilidad de los proyectos en el país.