Sr. Director:

Según el banco central, la productividad creció el año pasado un 0,3%, lo que supone un descenso de dos décimas respecto al año anterior. El Banco de España matiza que, en el caso de la economía de mercado -los productos abiertos a la competencia-, el aumento ha sido incluso inferior, un 0,2%, una décima menos que en 2004, lo que consolida a España como uno de los países menos productivos del mundo industrializado.

Detrás de estos escasos avances se encuentra, según admite el Banco de España, el mantenimiento un año más del patrón de crecimiento de la economía española, basado en la construcción y el consumo privado. El propio Pedro Solbes ha admitido recientemente que un 80% del crecimiento económico se sostiene gracias al empleo y el 20% por incrementos de productividad. Un perfil muy desequilibrado que el Gobierno dice una y otra vez que quiere cambiar, sin que hasta ahora haya logrado resultados positivos.

Esta fuerte dependencia del empleo puede explicar la política de inmigración del Gobierno, que para mantener el actual ritmo de crecimiento -un 3,5%- necesita mucha mano de obra extranjera. Hay que tener en cuenta que el dinamismo de la población española se debe en más de un 75% al incremento de la población inmigrante, lo que significa que, si se quieren mantener los actuales ritmos de aumento del PIB, hay que seguir engordando la población activa. El Banco de España recuerda que la afluencia de población extranjera se ha producido de forma mayoritaria entre la población en edad de trabajar, que representa ya el 12% del total.

Miguel Carmona Espino

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