Como sea africano y le suba la fiebre en un avión, pongamos en Sebastopol, lo tienes claro.

El caso es que el hombre procedente de Nigeria que sufrió convulsiones en un avión procedente de París con destino Madrid, ha disparado otra vez la histeria que ya parecía apaciguada. Y cuando se decidió trasladarle al Carlos III, entonces, en un correctísimo español, comenzó a gritar.

-¡No, al Carlos III no, al Carlos III no!

A costa de dramatizar el ébola hemos conseguido que el hospital Carlos III se convierta en la tragedia nacional. Esperemos que este hombre no tenga ébola y que si está contagiado salga adelante, pero no deja de resultar representativo de la histeria nacional.

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