• El presidente del BCE presiona al Ejecutivo de Rajoy, para que "vigile estrechamente" la eficacia de su reforma  y para "para revisar el proceso si fuese necesario".
  • Primero se les obliga a crear un banco, luego se les exige que dejen de controlar ese banco. Se les condena a no crecer, a no hacer banca corporativa ni banca de inversión.
  • Y también se les obliga a vender sus participaciones industriales.
Ha tenido gracia hoy lo dicho por don Mario Draghi, super Mario, en relación a la reforma de las cajas españolas, ya que por fin se ha quitado la careta. El presidente del Banco Central Europeo (BCE) le ha pedido al Gobierno de Rajoy que deberá "vigilar estrechamente" la eficacia de la reforma sobre las cajas de ahorros y fundaciones bancarias, y estar preparado "para revisar el proceso si fuese necesario". Vamos, que Draghi quiere cargarse las cajas españolas.

Recordemos que el Gobierno aprobó el pasado mes de junio su reforma sobre las cajas de ahorros, una norma que pretende devolver al sector a sus orígenes y busca que las cajas que actualmente desarrollan sus actuaciones en régimen de ejercicio indirecto, así como las cajas que tengan un volumen superior a los límites previstos en la norma, se transformen en fundaciones.

Draghi cree que la actividad financiera de las cajas se orientará principalmente a la captación de fondos reembolsables y a la prestación de servicios bancarios y de inversión para clientes minoristas y pequeñas y medianas empresas.

Y en lo que respecta a las fundaciones bancarias, el organismo respalda su nuevo concepto jurídico y su regulación por el proyecto ley. El BCE subraya que "hará falta tiempo" para confirmar, en particular, en qué medida es eficaz la estructura de incentivos establecida en el proyecto de la ley para lograr a la larga la desinversión por las fundaciones bancarias de sus participaciones de control o, en el caso de las fundaciones que opten por mantener participaciones de control, en qué medida son eficaces las obligaciones reforzadas que establece el proyecto de ley para velar "por la gestión sana y prudente por las fundaciones bancarias de las entidades de crédito bajo su control.

O sea, primero se les obliga a crear un banco y luego se les exige que dejen de controlar ese banco. Se les condena a no crecer, a no hacer banca corporativa ni banca de inversión. Y también se les obliga a vender sus participaciones industriales. Sin embargo, como hemos explicado en Hispanidad en varias ocasiones, la reforma de las cajas de ahorro españolas supone en la práctica acabar con una de las entidades cuyo origen era el prestar dinero sin usura -fueron creadas a iniciativa de la Iglesia católica-, cosa de la que actualmente algunas otras entidades financieras no pueden presumir. Y también supone acabar con el sustento accionarial español de muchas de las más importantes empresas españolas, que desde entonces pueden ser engullidas por empresas extranjeras.

Lo único bueno de la reforma ha sido que pretende acabar con el mangoneo de los políticos autonómicos de turno, a los que las cajas les servían como instrumento para justificar gastos... e ingresos (¿se acuerdan de las dietas).

Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com