Vaya por delante: Florentino Pérez no puede hacerse con el control de Iberdrola por dos razones: su empresa, ACS, está muy endeudada y, además, vale en bolsa 11.300 millones de euros, mientras Iberdrola capitaliza 34.000 millones, tres veces más.

Además, el presidente del Real Madrid no quiere gestionar Iberdrola sino especular con ella, en busca del pelotazo, como hizo con Unión Fenosa, de donde se llevó una extraordinaria plusvalía. Como buen español, lo que anhela, por encima de todo, es fulminar a su enemigo, en este caso a Ignacio Sánchez Galán, presidente de la eléctrica. Para ello, sólo tiene dos posibilidades, a ser posible combinadas: ganarse el favor del Gobierno para descabalgar a Galán o/y vender Iberdrola a una empresa extranjera.

Lo primero, ya está en ello. Hete aquí a un Florentino que consideraba a Fraga un peligroso liberal de izquierdas, convertido en un adulador de Zapatero, que bebe los aires progresistas del Gobierno.

Al mismo tiempo, Florentino intenta repetir la operación Endesa, donde la pugna entre madrileños y catalanes, y luego entre dos madrileños, con el Gobierno de por medio, terminó con la primera eléctrica del país en manos de Silvio Berlusconi. No está mal la cosa. Florentino es lo que los argentinos llamarían un vendepatrias.

Pero peor que lo de Pérez es lo de Borja Prado, actual presidente de la precitada Endesa y de Mediobanca, además de consejero de Tele 5, es decir, de todo aquello donde ande de por medio el Gobierno italiano o los intereses de la clase rectora italiana. Mediobanca es un instrumento del poder un punto parecido a la mafia. No mata ni extorsiona, no, pero si no estás entre sus elegidos, si no formas parte de la familia Mediobanca, al menos en Italia, no te comes un colín. O sea, una mafia muy legal, muy institucional. De hecho, todos sabemos que los dos hitos de la historia económica italiana reciente han consistido en la marginación de Carlo de Benedetti, que se atrevió a desafiar a Mediobanca y en el prohijamiento del entonces empresario naciente, Silvio Berlusconi, en la gran familia. Hay un libro que narra esto como nadie: el del corresponsal de Financial Times en Milán, cuando FT era algo más que un instrumento del capitalismo financiero internacional. 

Pero volvamos a Endesa. Hispanidad publicaba en su anterior edición que Borja Prado, siempre presidente de Endesa, ha prestado 262 millones de euros a ACS para asaltar Iberdrola, es decir, para saltar a su principal competidor. ¿Es eso una buena práctica bancaria? ¿Qué hace la CNVM o la Comisión Nacional de la Competencia que no acude al quite? Y, para demostrar el primer objetivo de Pérez, también el Instituto de Crédito Oficial, donde manda el Gobierno y presidido por un socialista de carné, le otorga otro tanto. Pero, ¿esto qué es?

Borja Prado es un vendepatrias, encima muy cercano a La Zarzuela. Y hablemos claro, a Wulf Bernotat, presidente de la alemana E.ON no olvida las llamadas del palacio real animándole a lanzar la OPA sobre Endesa. Que ya es hora de empezar a hablar claro en este país.

En cualquier caso, Prado está allá donde está el poder italiano, el político y el económico y el mediático, que en Italia son una misma cosa. Los italianos controlan Unedisa, es decir, el segundo periódico de información general, El Mundo, el primer diario de información económica, Expansión y el primer diario deportivo, Marca, todos ellos entusiastas apoyos de Florentino. Controlan Tele 5, el primer canal de televisión y uno de los que más telemierda emite. Controlan Endesa, la primera eléctrica española hasta que ellos mismos la trocearon para reforzar su poder y para pagar parte de la deuda asumida (todo ello con la ayuda de los Entrecanales, otros vendepatrias). Por controlar, los italianos controlan también Autogrill, dueño de Aldeasa, presidida por el ex ministro socialista Javier Gómez Navarro, pieza clave del Zapatismo empresarial. Y últimamente están presentes en todas las operaciones financieras gracias a Mediobanca.

Es decir, Italia está colonizando España. Colonización en la que no se puede olvidar un elemento importante. RETI, un instrumento utilísimo creado por el Gobierno Massimo DAlema, dedicado a defender la imagen de las multinacionales italianas en el exterior. Por pura casualidad, el socio director de RETI en España es ahora director de comunicación de Endesa. RETI constituye una verdadera red, un lobby de alcance paneuropeo, donde caben todos. Antiguos democristianos, viejos comunistas reconvertidos en feroces capitalistas y lo que se ponga por delante.

Y a todo esto, ¿qué tiene de malo que Iberdrola deje de ser española? Pues es muy malo porque las decisiones de inversión pasarían a tomarse fuera, en Milán, París o Düsserdolf, y eso significa pérdida de puestos de trabajo en España y pérdida de soberanía energética en un sector estratégico.

Eulogio López

eulogio@hspanidad.com