El Banco de España informó este lunes de que el déficit por cuenta corriente ascendió en septiembre de 2009 a 4.400,4 millones de euros, frente a los 8.082,9 millones del mismo mes de 2008. Este descenso se debió fundamentalmente a la disminución del saldo negativo de la balanza comercial y de la de rentas. Lo que podría ser una buena noticia, como la reducción del déficit comercial, es la señal de que las cosas no marchan bien: el déficit se reduce no por el aumento de las exportaciones (que indica más ventas de las empresas españolas), sino por una disminución de las importaciones (fruto, a su vez, de la reducción generalizada del consumo).
Algo similar ocurre con la cesta de la compra, cuyos precios se reducen un 4% de promedio en 2009, cuando el año está a punto de finalizar, aunque el último trimestre se ha producido un ligero repunte del 0,8%. En efecto, al consumidor no le viene nada mal que los productos, especialmente los de alimentación, se abaraten. De nuevo un pero: los precios no bajan porque la oferta mejore, sino porque la demanda es débil. Cuando el consumidor tiene poco dinero en el bolsillo, no tiene más remedio que recortar sus gastos.
