Sr. Director:

No me extraña que haya recibido todos esos insultos por haberse atrevido a decir una verdad obvia: la homosexualidad es una conducta contraria a la configuración biológica de las personas. Esto es algo que los homosexuales no pueden admitir, ya que llevan luchando muchos años para lograr convencer al mundo de su mentira. Pero por fortuna, todavía quedan médicos con honradez profesional que lo siguen considerando una enfermedad, la trata y la curan... que es la mejor prueba de que se trata de una enfermedad. En concreto hay dos escuelas médicas que mantienen este criterio y atienden a los pacientes que se les acercan, una en EEUU y otra en la permisiva Holanda.

A esto es a lo que me refería en mi reciente carta: más vale ayudarles que seguirles la corriente y concederles privilegios. Por cierto, he recibido bastantes correos infectados con virus a la dirección que aparecía debajo de dicha carta, además de un mensaje insultante que logró burlar a mi antivirus.

Pero los insultos nunca lograrán ocultar la verdad... ni les ayudarán a ellos. Como muestra de despropósito le diré que en un programa radiofónico en directo una de las más conocidas lesbianas del país se atrevió a insultarme llamándome maricón, así como suena. Pepe Cañaveras, presentador de Radio Intercontinental, puede atestiguarlo. ¡Es curioso que ellos utilicen esa palabra como insulto!

(Sin más datos, ya que el lobby gay se ha cargado la libertad de expresión... y dentro de poco tendremos una Inquisición gay que condene a torturas a quienes no admitimos sus mentiras)

JAF