Sr. Director:

 

Mientras que todo el mundo pone a doña Letizia Ortiz por las nubes por su modernidad y por sus modales, me parece que la están convirtiendo en una mujer-objeto. De ella se subraya su historia desenvuelta y su adquirida elegancia. ¿Y su pensamiento?

 

Nadie habla de sus capacidades intelectuales ni de sus habilidades para representar a España ante el mundo. Es un florero, la pobre. Pero es un florero progresista por su pasado, y eso debe ser suficiente. También me pregunto: ¿Cómo habrían reaccionado El Mundo o El País, si el Príncipe, por ejemplo, va y resulta que se enamora de una católica coherente y moderna? Me imagino que se habría montado el gran lío. Lo más triste del asunto es que entre los "tontos útiles sobrevenidos" hay que enumerar a los Apezarenas de turno, embelesados y melosos, todos unos tiarrones hablando de telas valencianas y prestancia en el vestir.

 

Esperan con esto ganar méritos ante la Casa Real, sin darse cuenta de que traicionan seguramente las buenas costumbres, que escandalizan por su afán de aplauso ante el poderoso, y se olvidan que, una vez utilizados, jamás tendrán reconocimiento en casa de J. Polanco. Una desgracia.

 

Leticia López

 

letilolop@hotmail.com