Varios  elementos coinciden  en dos sagas juveniles de gran éxito literario: Los juegos del hambre y la que se estrena esta semana a los cines: Divergente, basada en el best seller de Veronica Roth. Son  thrillers de acción futurista, la narradora es una joven que se enfrenta a retos casi imposibles y el romance tiene un peso importante.

En Divergente se nos presenta una sociedad futurista divida en cinco facciones, basadas en virtudes humanas, que tienen asignadas  roles diferentes: Abnegación, Osadía, Erudición, Verdad y Cordialidad.

En ese escenario, cuando cumplen dieciséis años, todos los jóvenes deben pasar unas pruebas que les indican la facción a la que pertenecen. Pero, tras ese decisivo examen, a la joven Tris  le advierten  que, si no quiere convertirse en una proscrita,  debe esconder que es una 'divergente', es decir, que no encaja totalmente en ningún grupo por lo que se une a la lista de los más perseguidos por los componentes de Erudición. Será entonces cuando Tris, de familia abnegada, se decantará por Osadía, los encargados de la seguridad, sin intuir los peligros que esta decisión le provocará...

Escenas de acción trepidantes (como los saltos desde el tren de los miembros de Osadía) y un correcto suspense y romance se suman a una metáfora sobre la búsqueda del camino adecuado en la vida.  O  una acertada defensa sobre los vínculos irreductibles que imperan en la familia. Todo ello logra que esta primera entrega de Divergente sea una afortunada y blanca propuesta juvenil. Igualmente en esos logros hay que mencionar la adecuada elección de actores: a los bien escogidos jóvenes Shailene Woodley y Theo James se une la excelente Kate Winslet, quien parece disfrutar mucho haciendo de villana.

Divergente, por tanto, resulta un producto muy entretenido, aunque da la impresión de haber tomado elementos argumentales de otros relatos que ya hemos leído.

Para: Los que les gusten las sagas juveniles emocionantes