El ex presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Dívar (en la imagen a la derecha) ha renunciado a la indemnización, última etapa de su laminación por parte de la progresía judicial de izquierdas con la connivencia de la progresía de derechas.

Por si alguien duda aún de que a Dívar se lo han cargado porque no podía soportar a un católico comprometido en ese cargo, que se lea los artículos que, haciendo leña del árbol caído, ha dedicado José Yoldi en El País a Dívar.

Dije entonces que en determinados cargos resulta difícil distinguir entre los gastos de viaje, hotel y comidas privados y públicos, así como los gastos de seguridad, gastos que, por cierto, sólo se ha obligado a justificar al presidente del CGPJ y no a ninguno de los vocales. Revelador de la técnica del linchamiento de Dívar fue la respuesta de Gómez Benítez, el amigo de Garzón y el que comenzó la historia, cuando, preguntado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo por sus gastos particulares dijo que no había por qué investigarlos ni tenía que dar cuenta de ellos dado que no había ninguna sospecha sobre él. La verdad es que yo sí albergo sospechas pero dejemos eso.

Inmediatamente, el diario ABC publicó los gastos del viaje, mucho más elevados, del presidente del Tribunal Constitucional, el progresista e izquierdista -para ser más exactos filosocialista- Pascual Sala (en la imagen a la izquierda). Pero don Pascual, defendido por todos los medios, enseguida saltó al foro para asegurar que sus viajes por todo lo largo y ancho de este mundo -no a Marbella-, mucho más costosos que los de Dívar, estaban justificadísimos, a fin de representar a la judicatura española por los cinco continentes. Puestos así, a mí me parece que la función más representativa de nuestra judicatura correspondía a Dívar, no a Sala, pero los argumentos de la progresía son inabordables para los mortales.

Y es ahora cuando don Pascual se felicita porque don Carlos haya renunciado a su indemnización y aprovecha para instruirnos sobre lo importante que es cuidar el dinero público porque, de otra forma se podría incurrir en corrupción. Es el mismo personaje que ha facilitado al PSOE, desde el felipismo, la conculcación de derechos fundamentales, como el derecho a la vida (sí, aquí con el apoyo de la progresía de derechas, es decir, de la derecha pagana) y que, con sus sentencias ha posibilitado que los proetarras gobiernen en Euskadi -por ahora, hay que reconocerlo, sólo en parte de Euskadi-.

Hay una diferencia entre Sala y Dívar. El segundo es cristiano y, por ello, buscaba la verdad, incluso la parte de verdad que podía haber en sus acusadores. Sala, por contra, lo único que le importa es ganar.

Sólo hay algo a lo que temo más que a una tiranía y es al gobierno de los jueces. Lo que pasa es que no me atrevo a decirlo en voz alta porque la progresía, a ese Gobierno de los jueces le llaman Estado de Derecho. Y claro...

Insisto: quiero que a todos los miembros de CGPJ, del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional se les aplique la misma vara de medir que al linchado Dívar. ¿Quedaría alguno?

Eulogio López

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