- El asesinato de Isabel Carrasco ha paralizado la campaña y es lógico. El crimen ha sido una bestialidad, como todos los homicidios. 
 - La corrupción de los políticos a los que el bien común les importa un bledo, es mucho más grave que el soborno o el fraude.
- La renovación va más allá de superar el duopolio PP-PSOE y la cota de poder de IU, UPyD y nacionalistas.

Recuerdo a Isabel Carrasco (en la imagen) como consejera de Economía de la Junta de Castilla y León. Su asesinato, presuntamente a manos de una despedida, ha paralizado la campaña para las elecciones. Lógico. El crimen ha sido una bestialidad, como todos los homicidios.

Como política no me gustaba. Era una persona dura que contribuyó a politizar la caja de ahorros de Catilla y León y ya sabemos cómo acabó la hoy Banca Ceiss, absorbida por Unicaja.

Su actitud daba razón a quienes achacan el desastre de las cajas de ahorros a la politización. Sí, la politización contribuyó a la caída de las cajas de ahorros, pero las ambiciones personales y el sistema económico imperante, que no acepta otra cosa que sociedades anónimas y muy grandes, contribuyó mucho más a la desaparición de las cajas de ahorros, la mayor y mejor contribución financiera española contra el financismo y la usura.

Por otra parte, Carrasco pertenecía al sector progresista del Partido Popular, aunque quizás eso no tenga ya mucho valor: a estas alturas la casi totalidad del PP son progres de derechas y los que no lo son, se cuidan muy mucho de hablar en voz alta.


Isabel Carrasco: no es necesario el odio ideológico para odiar
En cualquier caso, que una despedida (todo es presunto, que conste) agarre la pistola de su padre y, acompañada por su madre, le pegue un tiro a la despedidora... hombre, revela que algunos no exageramos cuando hablamos del ambiente guerracivilista que reina en España. Porque es una guerra civil fría que no necesita del odio ideológico para odiar.

Por otra parte, esto no es una lucha entre el duopolio de partido y el resto de fuerzas parlamentarias. En lo que estamos es una lucha por renovar la vida política española o porque ésta permanezca encapsulada, con una vieja casta de políticos, no corruptos, o no más corruptos que en otros países, sino aquejados por un tipo de corrupción mucho más grave: la de gente a los que el bien común les importa un bledo, sin vocación de servicio al público y sólo pendientes de mantenerse en el cargo el mayor tiempo posible. Esa corrupción es mucho más grave que el soborno o el fraude.

Y en esa renovación no se imaginen la lucha entre el duopolio PP-PSOE y el resto de fuerzas políticas con representación parlamentaria, como los nacionalistas, los comunistas de Izquierda Unida o los jacobinos de UPyD. No, ellos ya tienen su cuota de poder y luchan por aumentarla pero manteniendo el círculo cerrado del oligopolio. IU y UPyD, o CIU y PNV no van a renovar España.

La renovación debe llegar por parte de los partidos a los que los del oligopolio llaman 'frikis'. Por ejemplo, la recristianización de la vida política europea sólo puede llegar desde ahí, porque los partidos del oligopolio están podridos.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com