Sinceramente, la crisis moral que asola el mundo no es importante. Tampoco la crisis moral y su plasmación práctica: sálvese quien pueda. Nada de eso. La clave telúrica pasa por el Día Mundial contra el foie gras. Ahí es donde nos jugamos el tipo. L214, que no es un medicamento sino una asociación animalista francesa, en sagrada alianza con Igualdad Animal (el nombrecito se las trae) se han manifestado ante la embajada francesa en España. Malditos gabachos: torturan a las pobres ocas.

Y esto es bello e instructivo porque en pleno siglo XXI surge una nueva religión: el animalismo. Su mandamiento primero es que todas las especies son iguales. Pero, de inmediato, surge la herejía: el hombre es un depredador, pero el resto de las especies, incluidas ratas, escorpiones y cocodrilos, son animalitos maravillosos, acosados por el depredador humano. Por eso los de Igualdad Animal sufren por ocas, pollos, patos y toros, pero no sufren con el asesinato programado de seres humanos, por ejemplo, de los no nacidos.

Y, a todo esto, hay una diferencia clave entre la oca y el hombre y es que el hombre tiene conciencia, la oca no. Los dos sufren el dolor, pero la oca no sabe que sufre: el hombre sí.

Eulogio López

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