El Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) se ha mostrado favorable a seleccionar genéticamente a los futuros hijos de cinco parejas españolas con el fin de que sean histocompatibles con sus hermanos enfermos y puedan donarles células del cordón umbilical o de la médula ósea.

 

Los muy progresistas y avanzados científicos del negocio IVI se basan en un estudio realizado entre los años 2002 y 2003 por el Instituto de Genética Reproductiva de Chicago. El estudio se realizó sobre nueve parejas a las que se extrajo 199 embriones. De ellos, sólo un 23% resultaron "útiles", aunque finalmente se implantaron tan sólo 28 en 13 ciclos clínicos. El índice de fracaso aumenta porque de estos 28, sólo cinco terminaron en embarazo de los que han nacido bebés capaces de donar células madre a sus hermanos enfermos.

 

Desde IVI se justifica la selección genética por el buen fin de mejorar la calidad de vida de los hermanos enfermos. Se olvidan sus responsables "médicos" que en este procedimiento se sacrifican la vida del 97,5% de los "frigonenes", sencillamente porque no tienen el código genético requerido. ¿Mengele?

 

La Asociación Médica Mundial realizó una declaración en 1987 en la que insta a los médicos a "actuar conforme a la ética y con el debido respeto por la salud de la futura madre y por el embrión desde el comienzo de la vida". Desde luego, no parece que sacrificar al 97,5% de los embriones o utilizarles como cobayas sea tratarles "con el debido respeto".

 

Además, probablemente el estudio del DNA del embrión pueda afectar a la "viabilidad" del mismo, pudiendo fallecer en el mismo examen, lo que resulta a todas luces exagerado. El artículo 5 de la Declaración Universal sobre el Genoma y Derechos Humanos de la UNESCO de 1997 -ratificada por España- señala que una investigación que no presente un beneficio directo previsible para la salud sólo podrá efectuarse si resulta compatible con los derechos humanos individuales. Parece obvio que no es el caso, máxime cuando muchos serán discriminados por su condición genética, atentando gravemente contra el reconocimiento de su dignidad única e irrepetible.

 

Por si fuera poco, el Convenio Europeo sobre los Derechos Humanos y la Biomedicina de 1997 -al que España se adhirió en el año 2000- establece explícitamente la prohibición de "toda forma de discriminación de una persona a causa de su patrimonio genético", permitiendo la selección exclusivamente en el caso de transmisión de enfermedades genéticas.

 

Pero todo esto parece preocupar poco a la progresista "clínica" IVI, que quiere colgarse la medalla como la más "progre" de Europa bajo la bandera de la mejora del bienestar. Si en esta batalla por el bienestar segamos la vida a cientos de hermanitos, peor para ellos, que para eso el Tribunal Constitucional -referencia obligada de la bioética, como se sabe- dictaminó la diferencia entre pre-embrión y embrión. De esta forma, los concebidos menores de 14 días gozan de menor protección que sus hermanos mayores. ¿Mayorazgo intrauterino?

 

Luis Losada Pescador