Sr. Director:

Todos hemos visto en alguna ocasión cómo se comporta un perro que ha estado atado mucho tiempo y le sueltan; va de aquí para allá ansioso, sin pararse en ningún sitio, inquieto, sin conseguir nada. Siento la comparación, pero es lo que me ha venido a la cabeza, al pensar en nuestro Gobierno. Después del supuesto matrimonio homosexual parece que el siguiente objetivo es acabar con la enseñanza concertada, es decir que están yendo a por todo lo que durante un tiempo, como el perrito, no han podido hacer por no estar gobernando. ¿Esto es democracia?

¿Se han parado a pensar que la enseñanza concertada es un logro, que a muchos ciudadanos satisface y que responde al papel subsidiario del Estado en materia de educación de llegar donde unos padres no pueden? Espero que nadie me diga la manida frase de: ¿Cómo es posible que el dinero público se vaya para lo privado? Porque resulta que el dinero público es también mío y de todos los que hemos escogido un colegio concertado. Lo importante es que unos padres puedan escoger el colegio que quieran para sus hijos; si la calidad de la enseñanza pública mejora, muchos padres la escogerán sin problema. Otros seguirán acudiendo a otros centros, porque se adecuan mejor a su proyecto educativo ¿hay algo malo en eso? Si que a veces no se pueda hacer por falta de medios económicos.

¿Es la democracia echar por tierra todo lo que han hecho antes de nosotros, sólo porque no lo hemos hecho nosotros? Si para cambiar un libro de texto, cuando llegas nueva a un instituto (soy profesora), debes esperar cuatro años, ¿no habría que pensar un poco más los cambios en educación?

Paz Pastor San Miguel

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