Lo único bueno que hicieron el republicano George Bush y el demócrata Barack Obama para afrontar la crisis financiera durante 2008 y 2009 (tiene narices que ahora Obama pretenda marcar distancias cuando fueron compañeros de viaje) consistió en dejar caer a Lehman Brothers. Estaba quebrado y, por tanto, lo lógico era liquidarlo.

Al resto de bancos se les salvó con dinero público, con lo que todos los contribuyentes pagaron por la sinvergonzonería de los directivos bancarios, ningún inversor, no ya depositante, sino inversor, perdió su dinero, salvo los tenedores de acciones de bancos nacionalizados. Como en España.

Hemos tenido que esperar más de tres años para que el otro instrumento de la especulación financiera -el público, es decir, los gobiernos emisores de deuda- pase por el mismo aro. Se trata de Grecia, que ha sido sometido a esa especie de quiebra controlada que se conoce como quita: aquellos especuladores que han extorsionado al Tesoro griego han tenido que aceptar que les paguen la mitad de lo que les deben. Podían haberlo decidido antes y nos habríamos ahorrado la parálisis de Europa, la crisis del euro y las penurias de los griegos.

La quita griega sí es la luz al final del túnel. Eso sí, ahora, para que el haz de luz se ensanche, hay que reducir la especulación, la privada y la pública. Y si no, pues estaremos condenados a crisis permanente.

Eulogio López

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