El Vaticano ayuda al SIDA, Ni quemar puede el Papa son algunas de las perlas de la blasfemia consentida en la que se ha convertido la marcha del orgullo gay. Por supuesto, el PSOE con Zerolo y la ministra Carmen Calvo a la cabeza apoyaron el encuentro. Tanto apoyaron que incluso pusieron sus perritas para ayudar a los mendicantes homosexuales.

Lo que no se termina de entender es por qué el ayuntamiento de Madrid, gobernado por el popular Alberto Ruiz Gallardón, ha permitido la marcha y ha llegado incluso a promoverla y patrocinarla. ¿Es que acaso no era previsible que la blasfemia volviera a campar a sus anchas como siempre hace?

Quizás Gay-ardón pretende congraciarse con el voto rosa con un guiño progre. Pero le saldrá mal. Las banderas del PSOE ondeaban con alegría mientras que se podía leer carteles como Mariano, Rita, ¿sabe el Vaticano lo vuestro?. Vamos, que digamos que los homosexuales tienen problemas para definir su opción sexual, pero tienen perfectamente decidida su opción política.

Por otra parte, llama la atención que los cristianos homosexuales reivindiquen en la marcha estar con la familia, con todas las familias y no se sintieran incómodos ante las 'procesiones' blasfemas, las ridiculizaciones del Papa y los carteles de Belive in gay.

Resulta evidente que los gays salen a la calle para provocar principalmente a la Iglesia. Resulta evidente que existe un ánimo de injuriar. Existe evidencia gráfica de ese ánimo. Y lo que no se explica es que los jueces archiven unos hechos que entran de pleno en el artículo 525 del Código Penal relativo a las penas en que incurre quien violente los sentimientos religiosos. Señorías: ¿Qué hace falta para que Uds. apliquen el 525?

Desde Hispanidad sostenemos que los responsables de atacar violentamente los sentimientos de los cristianos no son sólo sus actores materiales, sino también los patrocinadores: Ayuntamiento de Madrid, Ministerio de 'Cultura', además de las empresas Pink Fish, Ballantines, Beefeater, Havana Club y Schweppes.
 
Luis Losada Pescador