Sr. Director:
Seguramente muchos enseñantes recordaran que hace unos años se llegó a prohibir a los profesores (maestros y enseñantes) el poner deberes a los niños para hacer después de acabado el tiempo de clase.

"Todo se ha de hacer en la escuela", decían. Ya conocemos los resultados.

La pretensión de diseñar una sociedad en la que el objetivo sea ahorrar al hombre todo esfuerzo va más allá de intentar lograr una sociedad cómoda: su meta final, aunque no se quiera así, es una sociedad decadente donde sus habitantes se atrofian y no son felices.

Si seguimos empeñándonos en una educación que ahorre todo esfuerzo a los jóvenes, y en conseguir un ideal ético en donde el esfuerzo y con ella, la virtud esté ausente, la historia se repetirá, con su doloroso final.

De ahí que sea urgente volver a valorar el ideal de la virtud, y perder el miedo al esfuerzo.

Jesús Martínez Madrid