Sr. Director:
Admirada y sufrida baronesa Thyssen: He leído con estupor y tristeza sus últimas declaraciones en las que sinceramente manifiesta: Yo también soy una pobre de pedir.

 

Conmovido por su penosa situación me presto a ayudarle desinteresadamente. Para ello le expondré mi situación. Soy un varón y funcionario zapaterílmente recortado, que tras muchos años de servicio he conseguido pagar, casi en su totalidad, la hipoteca de la vivienda que habito; ahí acaba mi patrimonio.

Dignamente, echando muchas cuentas y sin tener que pedir nada a nadie suelo llegar apuradamente a fin de mes. Por todo ello hay quienes me clasifican entre los privilegiados de este país.

Haciendo uso de mi forzada abnegación y austeridad me presto a proponerle que cambiemos, con los ojos cerrados, nuestras respectivas situaciones. Le aseguro una vida discreta, alejada de toda clase de boato y oropeles pero con la seguridad que ofrece una paga segura de funcionario.

Sinceramente lo que no le aseguro es el cobro de la pensión de jubilación. A la espera de sus gratas noticias reciba un solidario y cordial saludo.

Manuel Villena Lázaro