Uno de los enigmas más impenetrables de la naturaleza consiste en saber qué entiende Rodríguez Zapatero por respeto. Apenas unas horas después de la manifestación contra la negociación con ETA, que reunió en Madrid a mucho más de medio y algo menos de un millón de personas, Zapatero. Con ese aire de quien está cortando bacalao, con las dos manos en actitud de karateca a punto de golpear el ladrillo sin jamás ejecutar el golpe, nos explicaba la recontraenjundia del éxito de la convocatoria organizada contra él: Ayer ha habido una manifestación en Madrid y el Gobierno les escucha con respeto.

Veamos, tanto el grupo PRISA (¿Dónde están, no se ven los cabrones de la SER?, fue uno de los gritos coreados durante la marcha) como los medios públicos del Gobierno han jugado durante una semana a machacar con la consigna de que la manifestación era contra el Gobierno, lo cual, según ellos, deslegitimaba la convocatoria. Es decir, que no se pueden hacer manifestaciones contra el Gobierno. La televisión pública, de la mano de ese icono del Zapaterismo que es David Cantero (conocido como David Sincero, aunque me temo que con cierta coña) llegó a convertir en estrella del telediario público a un desconocido disidente catalán de la Asociación Víctimas del Terrorismo, quien llegó a decir que el Gobierno había dicho que no negociaría con ETA y que, por tanto, él no tenía por qué desconfiar del Gobierno.

EL respetuoso Zapatero es el mismo que utilizó a portavoces de su Gobierno, entre otros, su inefable vicepresidenta, Teresa Fernández de la Vega, que ocurriera lo que ocurriera en la manifestación aún tenían esperanzas en el fracaso de la convocatoria, el Gobierno no iba a cambiar de postura. Entonces, exactamente, ¿qué entiende el Presidente del Gobierno por respeto?.

Diálogo : Zapatero se ha negado a entrevistarse con los promotores de más de 2 millones de firmas a favor de la enseñanza de la religión. Se ha negado a recibir a quien ha conseguido las 500.000 firmas para forzar una Iniciativa Legislativa Popular a favor de la familia y contra el matrimonio gay.

Uno supone que Zapatero es intolerante al estilo años setenta. Es decir, ese biotipo por cuya cabeza sólía anidar el siguiente pensamiento : Hay que ver las chorradas que dice este tío, pero en pos de mi talante no le voy a partir la cara, simplemente le despreciaré. Desde el PSOE zapaterista se ha lanzado la soflama de que la manifestación era una manipulación del dolor de las víctimas por parte del Partido Popular. Pues, a fuer del éxito de la convocatoria, uno diría que el Partido Popular ha aprendió a manipular a lo grande.

Lo más curioso es que, a pesar del respeto profundo, el diálogo, la tolerancia, el ponerse en el lugar de otro, el talante y otros menesteres, el respetuoso Zapatero ha conseguido crispar España como nunca lo había estado en toda la transición democrática. Ni con Adolfo Suárez, ni con Felipe González, ni con Leopoldo Clavo Sotelo ni con José María Aznar ninguno de ellos había conseguido este clima guerracivilista, de opiniones encontradas y enemistades eternas, como ha logrado el insensato inquilino actual de La Moncloa. Y conste que no me parece la unidad de España el principal de nuestros problemas, entre otras cosas porque una secesión en un país europeo en el siglo XXI no es ni bueno ni malo : es imposible. Sólo un escenario bélico podría conseguirlo, y seguramente el triunfo sería de las fuerzas centrípetas, jamás de las centrífugas. De hecho, aún me gustaría más que la precitada manifestación convocada para el día 18 de junio por el Foro de la Familia tuviera más éxito que la del pasado sábado. Pero el asunto empieza a ser que el motivo del ambiente guerracivilista casi es lo de menos: lo de más es que reaparecen las dos Españas. Y lo nunca visto : reaparecen en la era del talante.

Sí este es un país crispado, pero no como en 1975, 1982 o 1996, sino como en 1936. Y eso es más peligroso que la ETA.

Eulogio López