Subo a un taxi en Barcelona, la conductora, como corresponde a su rol social, me explica la situación política y económica por la que atraviesa el país. Llegados al destino, se plantea la conclusión. Oiga, me pregunta la choferesa, ¿no cree usted que Zapatero está loco?

Cogido por sorpresa -y mira que he recibido sorpresas a lo largo del trayecto- balbuceo, pero mi interlocutora insiste: Sí, repare en su mirada, ¿no ve que está ido?.

Yo no diría que Zapatero está ido, al menos no de La Moncloa, pero hay que reconocer que parece, como soltó el hierático Pío Escudero, un boxeador sonado, grogui, sólo pendiente de mantenerse en pié.

Que ZP debe irse, mismamente ayer, forma parte ya del consenso de mercado. No es noticia. Pero no conviene insistir, dado que Zapatero no sabe arreglar la crisis económica pero sí su propia imagen. Sabe que no va a ganar las elecciones por su gestión económica, haga lo que haga. Ha fracasado demasiado como para convertir el fracaso en éxito. Demasiado tarde.

Pero ojo, sí sabe que puede ganar si consigue declarar una guerra civil fría, volviendo a enfrentar a las dos Españas, con Garzones, tumbas del franquismo y antifascismos varios, todo ello mezclado con unos gramos de aborto, homomonios y otros progresismos. Por ejemplo el caso Gürtel, que en la mañana del miércoles proporcionaba a PSOE otra agradable sorpresa sobre la presunta trama de corrupción en el Partido Popular. En ello está. Pero en política económica, hace tiempo que Zapatero no sabe qué hacer. Además, está en manos de otros gobiernos como éstos están en manos de los mercados, es decir, de la plutocracia financiera internacional.   

Ahora bien, lo que muchos se preguntan es si el PP merece la confianza del relevo. Peor que este Gobierno ninguno, claman los indecisos. Puede ser, pero no por ello el PP tiene derecho a cruzarse de brazos, a esperar a que caiga la fruta madura.

De esto se hablaba en la noche de ayer en un programa de debate televisivo -Telemadrid, Ernesto Sáenz de Buruaga- donde estaba invitado el portavoz pepero Esteban González Pons. Don Esteban se creció: Mi padre es pensionista y mi padre me ha dicho: ¿Por qué ZP me baja a mí la pensión si yo no le voté?. Con todos mis respetos al padre del señor Pons, los gobiernos deben gobernar para todos los españoles, no sólo para su electorado.

Conclusión: es cierto que el principal problema de España es Zapatero, cuanto antes dimita mejor. Pero el segundo problema es Rajoy. El tercero, el cainismo de ambos y de muchos millones de españoles, aunque es verdad que ZP es quien nos ha llevado al guerracivilismo. Este tercer elemento, el cainismo, tiene difícil solución, porque la división interna de los españoles es aprovechada por los foráneos. Por eso la bolsa baja, a nuestro Gobierno no le respeta nadie y nuestras empresas se deslocalizan.

Pero no se apuren -o sí-: ni ZP va a dimitir, ni Rajoy va a articular una alternativa de Gobierno ni vamos a dejar de darnos de tortas, al menos a corto plazo.

¿Que quién nos va a sacar de la crisis, de la económica, de la social y de la moral? Pues nosotros mismos o nadie. ¿Acaso esperaba otra cosa, pedazo de ingenuo? La receta es: trabajar más, vivir más austeramente, volver a pensar en el bien común, amar la vida y no odiar tanto al vecino. Así que deje de preocuparse buen hombre y ponga manos a la obra.

Eulogio López

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