Repaso general: Pedro Solbes, vicepresidente económico, impone a Miguel Ángel Fernández Ordoñez como Gobernador del Banco de España sin consultar al Partido Popular, principal partido de la oposición. De inmediato, el portavoz económico del PP, Miguel Angel Arias Cañete, advierte que su partido no admitirá hechos consumados ni, sobre todo, gobernadores de carnet, aludiendo a la filiación socialista de MAFO. Las posturas se endurecen y Solbes se niega a aceptar al candidato del PP como subgobernador, al consejero del Banco de España, José María Marín Quemada. El propio Solbes filtra el nombre del director general de la institución, José Viñals, como candidato que sería aceptado por el Gobierno como subgobernador. Conclusión: el PP se niega a que le nombren su candidato.

Mientras, el calendario corre y ya no se puede estirar más los plazos. El martes 11 de julio se cumplen seis años desde que apareciera publicado en el BOE el nombramiento de Jaime Caruana como Gobernador del Banco de España y el martes 18 de julio se producirá la solemne toma de posesión de MAFO como nuevo máximo mandatario del Instituto supervisor. La sugerencia de Viñals tiene retranca por cuanto Solbes sabe que, si el gobernador es un hombre de fuera de la casa lo aconsejable es que su segundo sea de dentro. Hay que reconocer, además, que Viñals es un técnico respetado en la institución, el único problema es que tira más a socialista y nacionalista que a popular.

En cualquier caso, si no hay consenso sería el Gobernador quien nombrara al subgobernador. Si no quiere meterle el dedo en el ojo al partido de Mariano Rajoy, MAFO debería nombrar subgobernador a Pedro Pablo Villasante, director general de Supervisión y si lo que pretende es molestar nombraría al más socialista, al director general de Estudios, José Luis Malo de Molina. Ahora bien, tampoco Villasante convence al PP por una razón: todo el mundo sabe que está enfrentado a sus poderosos ex compañeros del cuerpo de inspectores del Banco de España, a los que ha herido en los más hondo con medidas tan crueles como la de mamparizar los despachos o trasladar a parte de los inspectores al extrarradio, en oficinas alejadas el céntrico caserón de Cibeles. Y, claro, esto no puede permitirse.

Ahora bien: ¿Por qué no acepta el PP a Viñals? A fin de cuentas es un estudioso bien catalogado, poco sectario y bien visto en la Institución. Pues muy sencillo : no lo acepta precisamente por eso. Recordemos la pantomima que tanto el PSOE como el PP están jugando en el presente caso. El Banco de España no tiene ningún poder en materia de política monetaria. El único y gran poder que le queda al banco central es la inspección financiera. Un ejemplo malicioso : si el Gobierno Zapatero, una mera hipótesis de trabajo, quisiera cesar al presidente del BBVA, Francisco González, le convendría contar con el apoyo del Gobernador del Banco de España y la no beligerancia del subgobernador. Con MAFO y Viñals eso es lo que, previsiblemente, ocurriría.

Por tanto lo lógico es que la próxima semana, MAFO jure su cargo ante el Rey de España y que en el Consejo de Gobierno del Banco de España previsto para el próximo día 18 proponga un nombre como subgobernador y que éste no sea el candidato del PP, José María Marín Quemada. Y como el PSOE tiene mayoría, en el Consejo saldrá quien proponga MAFO.

Ahora bien, con ello se habrá roto cualquier tipo de consenso político en los órganos supervisores en materia financiera o industrial. El gobierno socialista ya ha conquistado, sin consenso alguno con la oposición, la Comisión Nacional de la Energía (CNE), la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), el Tribunal de Defensa de la Competencia (TDC) y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Quedaba el más importante de todos: el Banco de España, donde hasta el momento se ha vivido de consenso. Hasta el momento.