El Consejo de Ministros del pasado viernes aprobó una línea de crédito de 50 millones de euros a China para financiar pequeños y medianos proyectos que realicen empresas españolas en ese país con cargo al Fondo de Ayuda al Desarrollo. Da la casualidad de que estas ayudas se producen justo en medio del conflicto entre China y la UE a cuenta del contingente de exportaciones textiles chinas que supone la aglomeración de 75 millones de prendas en los puertos y aeropuertos chinos.

Pero lo más interesante es la definición gubernamental del crédito FAD. Señala la información oficial que este tipo de proyectos supone un apoyo a las exportaciones españolas de bienes y servicios y contribuye al desarrollo económico y social de China. Sin embargo, posteriormente explica que el objetivo es favorecer la entrada en el mercado chino de la pequeña y mediana empresa, apoyando financieramente sus operaciones de suministro. Es decir, una subvención encubierta -o no- a la exportación. Y por cierto, este tipo de proyectos lo que hace es apuntalar la deslocalización industrial. ¿Es este el objetivo del Gobierno?