Considera que hasta la gestión de la vivienda ha sido un éxito y el mantenimiento de la flota pesquera han sido un éxito. Cree que el PSOE ha conseguido más y mejor empleo. El Presidente se enorgullece de las bodas gays. Rejón a los cristianos: las creencias no pueden detener el avance de la ciencia ni la curación de los ciudadanos. Mariano Rajoy hizo un discurso sólido en lo referente a la unidad de España pero ni tan siquiera tocó el matrimonio gay.

El discurso del Debate sobre el Estado de la Nación, de José Luis Rodríguez Zapatero, ha seguido los pasos marcados por los estrategas del PSOE, principalmente, José Blanco, Alfredo Pérez Rubalcaba y Miguel Barroso : no tenerle miedo al triunfalismo, marginar al Partido Popular, situándole enfrente, no ya del PSOE, sino del resto de fuerzas políticas, especialmente nacionalistas, inconcreción en las medidas anunciadas y, al fondo, mantenimiento de la misma política económica, basada en la estabilidad presupuestaria, de Rodrigo Rato.

Como muestra un botón: Zapatero habla de récord en las puesta en marcha de las viviendas protegidas o en ayudas a los jóvenes para adquirir una vivienda libre, pero el precio de la vivienda no lo ha notado : sigue creciendo por encima del 15% anual y resulta absolutamente prohibitivo para las economías domésticas y para los jóvenes en su primer empleo. En la misma línea, Zapatero se empeña en que ha aumentado la licitación pública, pero la preocupación crece en el sector constructor y de bienes de equipo por la caída de pedidos.

Más y mejor crecimiento, más y mejor empleo, ha sido la frase más repetida por el Presidente del Ejecutivo. Y es cierto que en el activo del PSOE durante este primer año de Gobierno ha contado con dos éxitos: el crecimiento económico y la lucha contra ETA. Solbes ha mantenido la misma política económica de Rodrigo Rato, ambos obsesionados por la estabilidad presupuestaria, y el empleo ha seguido creciendo. Hay más empleo, aunque no mejor: un tercio de los contratos sieguen siendo temporales, igual que ocurría con el Partido Popular, e incuso un poco más.

Naturalmente, Zapatero vendió como un éxito la parte más floja de su política económica: la empresarial: el cierre innecesario de los astilleros públicos IZAR, así como la colonización energética de Francia, simplemente no han existido en el discurso de Zapatero.

Ideológicamente, Zapatero se ha aprovechado del centro-reformismo medroso para plantear como logros progresistas el troceamiento de embriones humanos (nueva Ley de Reproducción Asistida), la elevación a matrimonio de las relaciones entre homosexuales o la puesta en marcha de la ley de divorcio más permisiva de todo Occidente, permisividad que Zapatero ha ilustrado con el adjetivo flexible.

Ningún cambio en economía y tampoco en política exterior: el Jefe del Gabinete insiste en que España está ahora en el centro de Europa y que ha apostado por la paz y la tolerancia.

Insiste también Zapatero en mantener los apoyos nacionalistas, y en admitir las exigencias nacionalistas para reformar los estatutos y reforma la Constitución, con lo que coloca así al Partido Popular frente a todos los demás. El debate se celebraba sólo un día después de que el socialista Patxi López recibiera a los proetarras del PCTV, pero Zapatero insiste en su postura: en el punto medio entre los nacionalismos y el Partido Popular: ahí quiere estar, y es la mejor forma de orillar al Partido Popular. Y un año de experiencia demuestra que lo está consiguiendo.

Pero la esencia del debate llegó con los ataques a la Iglesia Católica: Las creencias son muy respetables, pero no pueden frenar el avance de la ciencia ni impedir la libertad de los ciudadanos. Y en clara alusión a la Iglesia por el matrimonio homosexual: Nunca entenderé que se proclame el amor como fundamento de la vida... y se niegue el amparo a los homosexuales para contraer matrimonio. Una y otra vez, Zapatero ofreció la ley del matrimonio gay, que ha provocado la convocatoria de una manifestación para el próximo 18 de junio en Madrid, y que fue votada en contra por el Partido Popular (con la excepción de la ex ministra Celia Villalobos) como el mejor logro de su Gobierno.

Por último, Galicia. Zapatero no tuvo reparo en relatar las inversiones que el Gobierno ha realizado en aquella región, en vísperas de de las próximas elecciones. Está claro que vencer en Galicia se ha convertido en una verdadera prioridad para los socialistas, que consideran a Manuel Fraga como el gran bastión de poder del PP.

Por su parte, en su respuesta, Mariano Rajoy siguió en su línea: denunció a un Zapatero prisionero de los nacionalistas radicales vascos y catalanes, y a un Gobierno prisionero de la obsesión por decir "sí" a cualquier reclamación nacionalista con tal de mantenerse en el poder. Sin embargo, mientras Zapatero se enrogullecía una y otra vez del matrimonio gay, Rajoy ni tan siquiera lo mencionó.