La negativa norteamericana de que España vendiera producción militara Venezuela con tecnología estadounidense ha sentado muy mal al Gobierno español. Probablemente forma parte de la venganza por etapas por la retirada de tropas de Iraq.

Pues bien, las dificultades de encontrar mecanismos sustitutorios podrían dar al traste con la operación, tanto en precio como en posibilidad técnica. La vicepresidenta no ha querido confirmar que se cancelara el contrato, pero tampoco ha podido ofrecer detalles sobre cómo se arbitrará el cumplimiento del contrato. La estrategia ha sido la manifestada hasta ahora: es una cuestión de las empresas afectadas que están buscando los mecanismos para que los contratos se cumplan. O sea, que el asunto no ha terminado de solventarse.