Los conciertos educativos los inventó el gobierno socialista de 1985 y se pueden imaginar que no seremos nosotros quienes demos marcha atrás, señala De la Vega, quien reconoce que hay una sociedad mayoritariamente cristiana que desea ese tipo de formación para sus hijos. No obstante, la vicepresidenta advierte que los conciertos estarán sujetos a las disposiciones presupuestarias. O sea, que cuidadín.

Por otra parte, De la Vega insiste en que no hay recorte alguno a la libertad educativa y de elección de centro y que prueba del compromiso gubernamental con el concierto es el acuerdo alcanzado entre la ministra de Educación, San Segundo con los sindicatos de profesores de enseñanza concertada. Un acuerdo que parece más bien empujado por los acontecimientos. El segundo guiño a los manifestantes del Gobierno ha sido un decreto que incrementa las prestaciones sociales para las familias. Eso sí, con su toque de color propio. Además de mejorar en general las prestaciones y de establecer ayudas especiales para las familias numerosas, el gobierno establece también un plan para los curas secularizados. Ya saben, la otra Iglesia de las que les gusta hablar al gobierno.

Por otra parte, De la Vega señala que ha mantenido reuniones con la Conferencia Episcopal, y las asociaciones convocantes de la manifestación anti-LOE para tratar de consensuar un modelo educativo. Un mensaje radicalmente contradictorio con el emitido por las organizaciones convocantes que apelan a la ausencia de voluntad de diálogo por parte del gobierno. En todo caso, De la Vega -que es una optimista antropológica- insiste en que el que diga que se recorta la libertad no dice la verdad. Y ya por último, hace un llamado a una educación de calidad, que prime el esfuerzo y tenga un marco de estabilidad. Palabras bonitas pronunciadas la víspera de la macromanifestación.