Manuel López Torrent es el redactor jefe que todo director quisiera tener en su redacción. O el director que todo editor quisiera tener como director: un tío concienzudo.

A Manolo le cuesta juzgar en las páginas de su diario digital, Vozpópuli. Los juicios los reserva para las charlas con amigos, y es de todos conocido que, entre las muchas virtudes que adornan su sinfonía personal desafina el horrible defecto de la objetividad periodística.

No, el señor López Torrent no es amigo de opinadores, sino de informadores. Y aún tiene otro defecto más determinante, caos letal: cree en el mercado financiero.

Un tipo de esa calaña tenía que acabar de periodista económico. Y por esos parajes deambula. En sus ratos libres ha escrito un libro De la bolsa a la gloria, donde narra el despertar de los españoles al mercado bursátil, algo que ocurrió tan sólo veinte años antes de la mayor crisis económica de todos los tiempos, aunque lejos de mí insinuar una relación entre lo uno y lo otro.

Manolo ha descrito a aquellos brokers que empezaron a operar en bolsa. Ahora bien, lo más llamativo es que los intermediaros bursátiles que han dejado huella son los que dejaron de serlo: Ignacio Gallarda, hoy presidente de Mutua Madrileña, Ignacio Guerrero, que preside Bankinter o Francisco González, presidente del BBVA. Si tanto encanto tiene la mera intermediación financiera, el maravilloso mundo de las finanzas, ¿por qué todo el mundo quiere llegar a presidir una empresa, es decir, un ente de economía real, sea banco o industria

De la bolsa a la gloria es un recorrido por esos brokers que han creado el entramado bursátil español. Unas biografías bien tensadas de una clase que ha contribuido a una modernización de España, la misma modernización que trajo la crisis. Sí, una lectura que merece la pena. Una paralela de la historia reciente de este país. Si no edificante, sí necesaria.

Eulogio López

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