Se condenan los golpes de Estado pero no la perversión de la democracia

Las cumbres se diluyen. El último servicio de Su Majestad. Se cambian las tornas: El Rey a América, su hijo se queda en España.

Las ausencias entre otras las de Zapatero- en la XX Cumbre Iberoamericana, celebrada en Mar del Plata, han confirmado que estas reuniones, llamadas a constituir una comunidad hispana de naciones, se están diluyendo, de hecho cada vez pintan menos estas reuniones.

Al final sólo una declaración acuosa sobre educación y otro acuerdo, más político, contra los golpes de Estado. Pero se trata de la clásica declaración contra las asonadas militares, una tautología sin mayor relevancia, dado que el consenso contra las asonadas militares es total.

Y es que hay golpes de Estado externos e internos. El primero es el condenado en Mar de Plata, pero el segundo no. Por golpe de Estado interno, entiendo la perversión de la democracia por vía legal: por ejemplo, la que perpetra Hugo Chávez en Venezuela o Evo Morales en Bolivia. Y es que la democracia no es sólo elecciones libres sino respeto a los derechos del hombre o a la libertad de expresión, de prensa, de asociación, de culto, así como la igualdad de oportunidades de todos los ciudadanos. Al final, la vieja pregunta aristotélica: ¿qué es demcoracia, lo que votan los demócratas o lo que preserva la democracia?

De hecho, no se ha invitado a Honduras, acusado de un golpe de Estado. Sí, sí hubo golpe externo, pero el verdadero golpe interno fue el protagonizado por el propio presidente, Mel Zelaya, empeñado en forzar un segundo mandato aunque lo impedía la ley. Los golpes de Estado no sólo son ejecutados por militares. En ocasiones, los golpistas son milicianos dirigidos desde el poder. En cualquier caso, Hispanoamérica está partida en dos: las democracias más o menos conolidadas y los populismos, que llegan al poder democráticamente pero luego utilizan el sistema para perpetuarse en el poder y reducir libertades. El verdadero peligro para Iberoamérica está en el bolivarianismo, no en los golpes militares de ultraderecha.   

Por lo que respecta a España, éste puede haber sido el último servicio de SM el Rey Juan Carlos I. Hasta ahora, era el príncipe heredero quien se encargaba de las relaciones con Iberoamérica mientras el monarca se dedicaba a España. Ahora las tornas parecen invertirse.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com