Europa ha reprochado en multitud de ocasiones la regularización masiva practicada por España. Zapatero trata de hacerse perdonar colocando el asunto migratorio en la agenda comunitaria y defendiendo firmeza con la inmigración ilegal. Y eso es lo que ha hecho en la Cumbre Iberoamericana de Uruguay. Primero fue el canciller Moratinos, quien amagó con la exigencia de visados iberoamericanos. Encima, los periodistas argentinos pensaron que se refería a ellos, cuando Moratinos hablaba en general de toda Iberoamérica. Conclusión, que la vicepresidenta De la Vega se vio obligada a aclarar: No hay nada previsto en relación a los argentinos.

Además, el Gobierno ha actuado con cobardía al endosar la responsabilidad de la política exterior iberoamericana a la Unión Europea. Eso es un asunto comunitario, señalaban De la Vega y Moratinos. Ja, ja. Todo el mundo sabe que la política exterior de la UE en relación a Hispanoamérica la marca España y la asume la Unión. Así que De la Vega apunta que se realizará un tratamiento país por país, como siempre.

Lo que el Gobierno español pretende es venderle a la UE una política de firmeza frente a la inmigración ilegal. Saben que esta viene en avión comercial con visado turístico y que acogotar la entrada sería tan fácil como exigir el visado como se exige a los colombianos. Pero esta es una política muy impopular, que no siempre es bien entendida por las naciones hermanas. Sobre todo cuando el discurso del gobierno español es el de crear una comunidad política de naciones que han compartido un pasado y tienen un futuro conjunto prometedor. No encaja tanta flor con el visado

Además, España pretende que sean los gobiernos locales los que colaboren en la ordenación de los flujos. Y por supuesto, los gobiernos hispanos se han negados: bastantes problemas tienen ya como para poner trabas a sus propios ciudadanos que tratan de buscar un futuro mejor. Así que la cosa ha quedado en tablas. El gobierno está emparedado entre las exigencias de dureza de la UE y el buen rollo con el indigenismo y las naciones hispanas. El problema es que soplar y sorber, no puede ser.

Sobre lo que sí que ha habido acuerdo es en censurar el muro de la vergüenza aprobado en Estados Unidos. El Imperio pretende blindar su bienestar de los menestorosos del sur y pretende hacerlo mediante la construcción de un muro de miles de kilómetros que separan la frontera con México. Es lo que se llama matar moscas a cañonazos, porque las mafias que trafican con seres humanos no van a desaparecer.

Eso sí, la diferencia entre la inmigración hispana a Estados Unidos y la que emigra a España es que la primera está infinitamente más controlada en sus visados aéreos y que Estados Unidos no garantiza el bienestar que garantiza España: educación, sanidad y servicios sociales. La economía norteamericana ha basado su fortaleza en la mano de obra inmigrante e ilegal. ¿Y la española?

Luis Losada Pescador