Manos Unidas Advierte: en Malí la gente se muere de hambre. Lo malo de las hambrunas del siglo XXI es que presentan unas notas características especialmente preocupantes:

1. Empiezan a ser más persistentes. Hablo de hambrunas severas prolongadas, no de estados de desnutrición permanentes.

2. Occidente no reacciona a las campañas de emergencia: se ha encerrado en sí mismo.

3. La solidaridad universal se focaliza en la ecología, no en la humanidad. La idea de que el hombre es el depredador del planeta, la idea más estúpida propagada por el Nuevo Orden Mundial o consenso progre y anticristiano de pensamiento nos lleva a desear la reducción de la humanidad para salvarse a la puñetera madre tierra. Algunos tienen tanto empeño en que se reduzca el número de humanos que pueblan la tierra que refieren entregar condones a los miserables, antes que alimentos. Tengamos cuidado con el hambre pero también con el hombre irracional, esto es, progresista.

4. El mundo se urbaniza y el campo se abandona. Como el hombre no lo fertiliza, el agro se desertiza. Sí, justo lo contrario del tópico habitual. Y sin agricultores, ¿quién producirá alimentos?

5. La próxima crisis económica tendrá apellido alimentario. El control que los mercados financieros de materias primas y las subvenciones públicas ejercen sobre los precios obligan a los países del Tercer Mundo a cambiar la cosecha por el taxi en una megaurbe hacinada. Hablo de la subida de precios de los alimentos por mor de la especulación financiera.

Y la crisis de hambre es una crisis mucho más peligrosa que cualquier otra crisis económica. Es, por naturaleza, "la crisis".

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com