Sr. Director:

El Concilio Vaticano II es un hito que renovó por completo la Iglesia Católica, sin desprenderse por ello de fe, dogmas ni Tradición. Esa ventana de aire fresco fue una necesaria adaptación de la Iglesia a los tiempos modernos, pero siguiendo fiel el mensaje salvífico y redentor de Cristo. Fue el Evangelio puesto al día. Muchos dentro de la Iglesia no lo aceptaron por moderno, otros, por esperar aún más cambios de él.

Éste acontecimiento eclesial mundial ha dado grandes luces como la reforma litúrgica, la presencia de la lengua del pueblo en las celebraciones eucaristicas, el contacto más cercano de los religiosos con el pueblo, el papel de los seglares como imprescindible ayuda evangelizadora... y sombras, como la crisis vocacional, la secularización creciente, bajada numérica en asistencia a misa dominical y a las confesiones entre otras.

El Papa Benedicto XVI ha dicho del Vaticano II que fue un "acontecimiento providencial". La bocanada de aire fresco que propuso Juan XXIII sigue presente entre la Iglesia que formamos todo el pueblo católico que profesamos nuestra fe en Jesucristo.

César España Ruiz

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