Sr. Director:

Más de dos centenares de menores han abortado solas desde la entrada en vigor de la llamada "ley Aído".

 

El Gobierno, por una cuestión ideológica, ha mantenido contra viento y marea una de las leyes que más rechazo ha suscitado entre los padres españoles. El desprecio a la autoridad de los progenitores -aunque luego sea la familia la que deba soportar los problemas y traumas derivados de estos abortos- ha impulsado un despropósito hecho ley que ahora podrá tener remedio después del 20-N.

No obstante, me parece que los nuevos gobernantes no sólo han de procurar que no aborten solas, sino que no aborten, las secuelas de solas o acompañadas son las mismas.

Jesús Domingo Martínez