Sr. Director:

Acaba de inaugurarse la 25ª edición de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO) en los pabellones de IFEMA de Madrid y una de las obras que se exponen es una imagen de Jesucristo portando un misil en su mano derecha, cuyo autor es un supuesto artista llamado Oscar Seco.

La obra no es nada original, pues ya en otras ocasiones han surgido engendros semejantes un Cristo crucificado en un avión de combate, etc.-, tal vez con la intención de mostrar una imagen de violencia o de justificación de cualquier guerra por parte de la Iglesia. Con esto demuestra su autor una gran ignorancia sobre la figura de Jesucristo y sobre el concepto de guerra justa que defiende el Magisterio de la Iglesia, contrario a la inmensa mayoría de los conflictos que se extienden hoy en día por el mundo y, curiosamente, coincidente con las conclusiones a que llegó en 2003 un grupo de expertos por encargo de la Secretaría General de la ONU esa organización que, parece ser, tiene ahora la potestad de decir lo que está bien y lo que está mal-; conclusiones a las que, por otra parte, había llegado ya hace siglos Santo Tomás de Aquino.

Pero además de ser una torpeza, la aparición en público de esta imagen excede los límites lo diga quien lo diga- de la libertad de expresión, porque tropieza con el derecho fundamental a la libertad religiosa y, por tanto, al respeto a sus símbolos- de la inmensa mayoría de los españoles que nos consideramos católicos y que empezamos a estar hartos de tanta provocación gratuita.

De todas formas, puede estar tranquilo el señor Seco. Los católicos somos pacíficos, por lo que no ha de temer que un grupo de exaltados asalte y prenda fuego a su casa. Eso lo sabe perfectamente el señor Seco, como sabe que no se atrevería a representar -¿a que no?- a Mahoma en una imagen ofensiva para los musulmanes y para todos los que creemos en la libertad religiosa y el respeto a otras creencias. Por eso su cobardía es aún mayor.

Eduardo Martínez Viqueira

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