El sábado 24 de julio se celebró la festividad de Santa Cristina, una canonizada muy simpática. En España, la viuda de Alfonso XII, la regente María Cristina de Habsburgo-Lorena, regaló al pueblo de Madrid la iglesia de Santa Cristina, ubicada en Puerta del Ángel. Una santa un tanto especial, asesinada por su padre, un gobernador pagano romano, a la edad de 14 años. Decía Oscar Wilde que la Iglesia Católica está llena de pecadores, porque la gente respetable iba a la Iglesia de Inglaterra. Lo cual demuestra que hasta Oscar Wilde, además de tener razones, podía tener razón. En efecto, Santa Cristina, hija de un respetable gobernador pagano, se convierte al Cristianismo por los siervos de su padre, la turbamulta proletaria de la época.

Los enemigos del hombre serán los de su propia casa, y eso es justamente lo que está ocurriendo hoy.

Santiago Apóstol, patrón de España. Vuelven los Reyes a Santiago, ya era hora, porque cuesta verles, pero se trataba de año jubilar. Esperemos que no se pierda el sentido de peregrinación, es decir, de arrepentimiento, de volver a empezar. Televisión Española no se cansa dereptir que la presencia de los Reyes es una tradición. No es cierto, Don Juan Carlos y doña Sofía han delegado su asistencia otros años, rompiendo así la tradición,  pero aún peor es lo del príncipe heredero quien se neiga a estar en todo acto público en el que aparezca un obispo. Ejemplo: la inauguración de los laboratorios de investigación de la Universidad de Navarra, cuando el Príncipe Felipe se negó a acudir porque lo hacía el entonces obispo de Pamplona, Fernando Sebastián. Este chico es muy laico. Por lo demás, si se trata de una eucaristía a la que no pueden no acudir -por ejemplo, la propia boda del heredero-, la Casa Real da órdenes a las cámaras de televisión de no enfocar a los miembros de la Real Familia en el momento de la Comunión. El pueblo no debe saber si sus reyes comulgan.

En cualquier caso, Santiago es el patrón de España, un pueblo fundado sobre la fé cristiana y que no encuentra ningún sentido a su existencia fuera de ella. En el caso De España, el patriotismo está en baja porque el cristianismo está en baja. No entro, al menos no ahora, a juzgar el sentido de esto: sólo digo que pensar en recuperar el patriotismo y todo lo que él depende, incluida la unidad de mercado, sin antes recuperar la unidad alrededor de unos principios, se practiquen o no. El Rey Juan Carlos pidió, en la mañana del domingo 25 de julio, al apóstol Santiago unidad apra España. De acuerdo epro a Santiago rogando y con el mazo dando. Si la Monarquía española deja de ser crsitiana, dejará de ser española.

El martes 27 es San Pantaleón. Acabo de contemplen televisión española un reportaje burla sobre apariciones de la Virgen María mezcladas con curanderos. Una reportera avezada, progresista, moderna y naturalmente agnóstica, se mofaba de unas pobres mujeres pueblerinas, una de las cuales decía ver a Santa María. A continuación, aparecía un abogado del llamado Círculo Escéptico (¡Hay que ser hortera!), un hombre sensato, moderado, vanguardista, que lucha contra la caverna de la superstición. Nuestro buen letrado asegura, ante la connivencia de la reportera, que lo que hay que hacer es invertir la carga de la prueba. En otras palabras, que cuando se acuse a cualquier vidente o a cualquiera que aluda a un hecho milagroso será el acusado quien deba probar su inocencia. Me encanta este laicismo que convierte a los fiscales en dioses y que pervierte el sentido mismo del derecho.

Pues bien, la sangre de San Pantaleón se licúa cada 27 de julio, en el Monasterio de la Encarnación al lado mismo de la Plaza de Oriente, a 100 metros del Palacio Real. Televisión Española lo tiene fácil: el próximo martes 27 se planta allí con un equipo y describe el milagro. ¿A qué no lo hace?

Eulogio López

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