• Las fuerzas kurdas recuperan el control de dos ciudades y descubren las atrocidades contra las comunidades religiosas minoritarias y la destrucción de templos.
  • Mientras las naciones árabes callan, otros países, como Francia, secundan la intervención, aunque sea humanitaria, contra el Estado Islámico.
  • Y por si hubiera pocos problemas, el primer ministro iraquí, Al Maliki, complica la renovación del Gobierno. O lo que es lo mismo: más inestabilidad política.
  • Al Maliki acusa al presidente del país, Fuad Masum, de actuar por sus intereses políticos por violar la Constitución.

Las fuerzas armadas kurdas recuperaron este domingo el control de las localidades iraquíes de Majmur y Kiwair, ubicadas en el norte del país, tras combatir duramente contra los milicianos del Estado Islámico. Era una buena notica, que se sumaba a los ataques de EEUU, que se ha decidido al final a atacar, contra los objetivos yihadistas desde el aire.

Al respaldo de Occidente a los bombardeos de EEUU, se ha sumado el apoyo moral de Reino Unido, Australia o Francia, aunque, de momento, no quieren saber nada de actuar: su ayuda será humanitaria nada más. Las naciones árabes, por su parte, permanecen calladas. No dicen ni mu, para no entrometerse en la endémica división de sunitas (Arabia) y chiítas (Irán).   

Los terroristas del Estado Islámico llevan más de un mes imponiendo a golpe de metralla el Islam en los territorios de Irak y Siria bajo su control, provocando la huída en masa de cristianos y yazidíes, que vagabundean por el desierto despojados de sus hogares. La magnitud de este éxodo (en la imagen) es tal que, según un diputado iraquí, unos 600.000 civiles pertenecientes a diversas minorías étnicas han tenido que huir ya de sus casas.

La inestabilidad bélica que azota al país, sin embargo, no se genera únicamente en los territorios controlados por el EI. A esa hay que añadir la inestabilidad política que genera el propio Gobierno. El primer ministro en funciones, Al Maliki, anunció ayer durante un duro discurso su intención de querellarse contra el recién elegido presidente del país, el kurdo Fuad Masum, por violar supuestamente la Constitución. Al Maliki acusó a Masum de haber agotado a conciencia el plazo constitucional que tiene para pedir al líder del mayor bloque parlamentario la formación de un Ejecutivo.

El toque desde EEUU no tardó en llegar. Su secretario de Estado, John Kerry, ha advertido de que el nuevo gobierno en Irak es clave para la estabilidad de la nación árabe, y llama al primer ministro a no interrumpir esta renovación. De momento, el Tribunal Federal iraquí ha dado hoy la razón a Maliki, al considerar que la coalición que lidera, Estado de Derecho, es el mayor bloque en el Parlamento del país.

Daniel Esparza

daniel@hispanidad.com