Ya no existen viajeros, sino turistas. Ese subproducto del mundo desarrollado que estabula a las personas para llevarles a conocer otros mundos en hoteles y viajes programados. Pero el producto marcha: la cifra de turistas mundiales se ha elevado en el 2006 a los 808 millones de personas, un 4,5% más que en 2005, según la Organización Mundial del Turismo.

Estas cifras son superiores al barómetro de la OMT que preveía un crecimiento del 4%, aunque es inferior al 5,5% del período 2004-2005. Los destinos africanos crecen un 8,9%. Una paradoja: mientras el continente negro se queda fuera del circuito de la inversión, el desarrollo, el comercio y la globalización, se convierten objeto de deseo de los turistas. Por su parte, la zona Asía-Pacífico crece un 7,6% mientras que Europa se mantiene por debajo de la media mundial, en el 4%. Los peores, las Américas, cuyo turismo apenas crece un 2% a pesar de la exuberancia de sus paisajes y sus gentes.