El secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, ha conseguido cabrear hasta a los redactores de El País. Su obsesión por hacer comulgar a los plumíferos con ruedas de molino le hacía bastante antipático a la profesión, pero tras la Cumbre de Helsinki, la animadversión se ha disparado, especialmente con los redactores que cubren la información presidencial.

En aquel foro, y al contrario que hiciera el resto de los líderes, Zapatero se negó a comparecer ante la prensa. Siempre atento a la jugada, Moraleda se ofreció para sustituir a Zapatero y explicarnos a todos la postura oficial española. Los periodistas le dijeron que muchas gracias, pero que le escucharían y grabarían en el mismo momento en el que le hicieran Presidente del Gobierno. Desde entonces, el entendimiento va de mal en peor. Pero a Moraleda siempre le quedará RTVE.