Pues no sé si lo ha hecho porque está desesperada pero a mí me encanta. Dolores de Cospedal, presidenta de Castilla-La Mancha (en la imagen), ha propuesto al PSOE la reforma el Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha para reducir a la mitad el número de diputados de las Cortes y que los diputados no cobren el sueldo. Vamos, que trabajen en su oficio y que lo de servir al bien común sea eso: servir, no cobrar.

Y lo más grave es que la propuesta de Cospedal podría crear escuela. ¿Se imaginan? Que no cobre ningún diputado autonómico, ningún concejal, ningún senador, y los diputados el salario mínimo.

Y luego lo de reducir a la mitad el número de políticos. Esto ya es demasiado hermoso como para ser cierto.

Siempre sucede lo mismo: estamos tan acostumbrados a lo injusto que cuando alguien propone una medida justa y necesaria la calificamos de demagógica o demente.

Nunca me ha gustado Dolores de Cospedal pero esta vez tengo que aplaudirla. Su propuesta es, además, revolucionaria. Apunta a la reforma económica más importante, la que tienen que hacer los políticos y la que menos desean hacer. Es una reforma radical: consiste en jubilar políticos.

Respecto a los socialistas, se han apresurado a denigrar la iniciativa de Cospedal. Podríamos someter la propuesta de la secretaria general del PP. Oiga, que hable el pueblo, el viejo olvidado: ¿por qué no sometemos la propuesta de doña Cospe a referéndum? No sólo sería aprobada por amplísima mayoría sino que cundiría el ejemplo: se suprimirían cargos políticos y se reducirían salarios políticos a toda velocidad.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com

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