En cine se suele definir como clásico aquello que permanece, que perdura en el tiempo, gracias a su gran calidad. Pues bien, Copyn Beethoven es todo un clásico sobre el proceso creador de una obra artística, en este caso, musical.

En la misma línea argumental que Amadeus (Milos Forman, 1984), Copyn Beethoven la supera porque en su contenido encontramos más poso.

 

Anna Holtz (Diane Kruger) es una joven aspirante a compositora que consigue una recomendación para trabajar como copista del maestro que más admira: el carismático y complicado Ludwig van Beethoven (Ed Harris). Cuando, el escéptico Beethoven la pone a prueba, Anna demuestra unas dotes y una sensibilidad especiales para la música. A partir de aquí da comienzo una extraordinaria relación, llena de entendimiento, que cambiará la vida de ambos. Este encuentro tiene lugar al final de la vida del maestro, cuando el compositor vive una especial lucha contra la sordera. De tal forma que, con la ayuda inestimable de la joven copista, Beethoven será capaz de estrenar, en todo su esplendor, una de sus obras maestras: la Novena Sinfonía.

 

Copyng Beethoven no sólo está dirigida a melómanos, sino a todos aquellos que opinen que ir al cine supone experimentar emociones. Escuchando y viendo este largometraje de Agnieszka Holland lo conseguirán: se elevarán con la grandiosa música de Beethoven, se reirán con sus salidas de tono (algunas tremendamente groseras) y se emocionarán con la inteligencia de la joven Anna.

Aunque todo el desarrollo de la película se sustenta en la relación entre ambos personajes (interpretados magistralmente por Ed Harris y Diane Kruger) la calidad de la misma se demuestra en que nunca aburre, entre otras cuestiones porque los diálogos que mantienen ambos son excelentes. La religiosidad de la que hace gala Beethoven se manifiesta por su certeza de que ningún don humano es posible sin la participación del creador.

 

Eso sí, una advertencia, algunos pueden poner una pega a la película: la licencia narrativa de crear el personaje ficticio de Anna Holtz. Pues bien, creo que, en esta ocasión, esta licencia se justifica perfectamente porque nos permite conocer y penetrar, como nunca, en la silenciosa y dramática soledad con la que el gran compositor debió componer su Novena Sinfónica (¿alguien puede imaginarse la tristeza de un músico que no puede oír lo que compone?). Efectivamente, el personaje de Anna Holtz no existió en la realidad (es un compendio de varias personas que rodearon al maestro)  pero, tras contemplar esta bellísima película, no cabe duda de que Beethoven se merecía una Anna Holtz auténtica.

 

Cuando Copyng Beethoven se exhibió en el Festival de San Sebastián, a su término, los espectadores aplaudieron entusiasmados. Les invito a que acudan a verla y la disfruten como hizo el público donostiarra.

 

Copyng Beethoven se estrenó el pasado 20 de octubre

 

Para: Imprescindible para cualquier melómano y para los amantes del cine de calidad, el cine clásico