Sr. Director:
Una vez más se ha desaprovechado la ocasión y la Cumbre de Copenhague, más centrada en ideologías anti vida humana y de control de natalidad que en el verdadero problema que, si realmente existe, no ha ayudado a identificar acciones respetuosas con la Creación y en favor de un desarrollo verdadero, aquel que está fundado en la dignidad de la persona humana y orientado hacia el bien de todos.

 

Porque, efectivamente, es mucho lo que está en juego, tanto como decidir si el hombre es dueño de sí mismo y puede hacer con su vida y con su entorno lo que le dé la gana, o, si por el contrario, el hombre, creado por Dios, ha recibido la naturaleza como don y por ello ha de respetar las leyes allí colocadas y redescubrir la dimensión moral de la vida humana.

Desgraciadamente, para quienes dirigían la Cumbre no eran estos los principios que les movían. El fracaso ha sido rotundo.

Domingo Martínez Madrid