¿Regeneramos España o regeneramos el PP?

Acaeció la cosa en plena angustia por la deuda pública española (una angustia histérica, ciertamente, pero esa es otra cuestión) allá por el mes de mayo, con el primer plan de ajuste de Zapatero, siempre obediente a los intereses de Estados Unidos y Alemania, en una cumbre de barones incluso de varones- del Partido Popular, su presidente, Mariano Rajoy lanzó una propuesta de calado: privatizar las televisiones autonómicas. Una buena idea, ciertamente, pero a más de uno se le quedó el pasmo pegado. ¿Era la sugerencia adecuada, era todo lo que precisaba una economía a la deriva?

Ahora, con la Convención Nacional de Sevilla, ha resurgido el inefable Mariano: propone reformar (o sea, reducir, que en el mundo de hoy ambos verbos son sinónimos) las pensiones. Pero ojo, no las pensiones de los españoles que, efectivamente, constituyen un problema severo por mor de nuestra baja natalidad, sino las abusivas pensiones de diputados y senadores, que tanto cabrea al respetable que cobra pensión media o mínima. Eso está muy bien don Mariano, pero para una Convención Nacional del partido que se prepara a gobernar, esperábamos algo más.

Fue José María Aznar, quien abrió el Congreso, con el consiguiente abrazo del oso a su sucesor, a quien ofreció ayuda para regenerar España. Por el momento, las pensiones de los diputados regenerar algo, pero parece una cataplasma para curar un tumor.

Rajoy no es buen gobernante, ni buen ideólogo, ni buen gestor. Su virtud como político es su propio carácter insulso, porque deja hacer. Ahora, su asesor favorito, Pedro Arriola, le ha dicho que abandone la pose de don Tancredo y se constituya en alternativa de gobierno. Vamos, que proponga algo al pueblo español. Y él se ha puesto, obediente, manos a la obra. Arriola ya le ha explicado cómo hacer, ahora sólo le falta soplarle qué hacer, qué proponer. Dicho de otra forma, superar el centro-reformismo extraordinario concepto inventado por el aznarismo hace 15 años y que, hasta el momento, nadie ha logrado definir-.

El problema es que me temo que ni don Mariano ni don Pedro, ni don José María, tienen la menor idea de en qué consiste la citada regeneración. No pueden regenerar España porque no saben en qué consiste la regeneración.

Regenerar el país es, ante todo, restaurar el derecho a la vida, sin el cual el resto de derechos humanos se convierten en una farsa. Por eso se ha dicho que el aborto es mucho más que el aborto. Implica toda una filosofía de vida, una ideología y un modo de hacer política. Y ahora en serio: ¿De verdad cree algún votante del PP que Mariano Rajoy prohibirá el aborto en España?

Sí, Jaime Mayor Oreja, y le honra, habló del derecho a la vida, aunque sólo fuera para acusar al PSOE de vivir en la cultura de la muerte. Sí, don Jaime, pero es que ustedes no hicieron nada por la vida en ocho años de Gobierno, ni tan siquiera cuando alcanzaron la mayoría absoluta. Lo que queremos oír al PP es la propuesta de que va a suprimir, no la ley Aído del 2010, sino la ley felipista de 1985.

Y la prueba de que debería hacerlo es que, de inmediato, salió esa peligrosa víbora que anida en Moncloa, Gaspar Zarrías acusando a Mayor de vivir del odio, el rencor y el resentimiento. Oiga, por criticar el aborto.

Sin embargo, ya ven, Rajoy, por el momento, no ha ratificado a Mayor Oreja.  

En el propio discurso de Rajoy queda claro que el aborto es mucho más que el aborto -por eso salta el PSOE-. Por ejemplo, cuando, a renglón seguido se refiere a la familia, afirma que hay que ayudar a la familia, pero no explica cómo. Pues mire usted: se fomenta la natalidad con la implantación de un salario maternal por hijo a cargo y se fomenta la libertad y la capacidad de los padres para educar a sus hijos con la instauración del cheque escolar, dos medidas verdaderamente regeneradoras.

Aznar llega un poco más allá que Rajoy. Cuando habla de regenerar está pensando en reforzar la unidad de España y en reducir el sector público. Ciertamente, en España sobran instituciones y sobra estructura estatal pero, traducido al román paladino, lo que sobran son políticos. Regenerar España significa que la clase política se marche a su casa, o mejor, a trabajar en una empresa. Reducir la crisis es reducir el peso de la política y eso supone reducir el número de políticos, convertidos hoy en parásitos de la sociedad. Entre otras cosas, porque con tanto político, tanta confederación empresarial, tanto sindicato, tanta SGAE, hemos creado una España tan vertebrada como ingobernable. Más que vertebración, yo creo que España tiene artritis.

Pues bien, tras soltar la bomba de las pensiones de los diputados Rajoy dedicó el resto de su intervención a cantar las excelencias de la clase política. O sea, que es el hombre del recorte, está claro.

Regenerar España también implica ser original, es decir, volver al origen, a las esencias de este país, que no son otras que las esencias cristianas. ¿De verdad ven a Rajoy en esa línea? ¡Pero si es un alma laica!

En Sevilla ha vuelto el centro-reformismo, es decir, el centro de la nada. Para mí que lo que hay que regenerar es el Partido Popular.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com