El director de la CNMV plantea un escenario de autocensura. Para el regulador, toda información relevante debe ser comunicada a la CNMV y al mercado antes que a la prensa. Anuncia que la normativa perseguirá tanto al periodista que actúe por razones espurias como al que lo haga de forma negligente. En el esquema de Conthe no cabe la exclusiva periodística, porque podría distorsionar el precio de las acciones.

En pleno etapa de aplicación en España de la Directiva de Abuso de Mercado y su influencia en el trabajo periodístico, especialmente del periodismo económico, el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Manuel Conthe, órgano regulador de los mercados en España, ha mantenido un encuentro con profesionales de la información económica y directores de comunicación empresariales (los famosos dircom). En el transcurso del mismo, Conthe se refirió al desarrollo normativo de la Directiva de Abuso de Mercado de la UE para resumir la política futura en materia de información periodística sobre sociedades cotizadas. Para el presidente de la CNMV se trata de definir qué es un hecho relevante y, desde luego, dichos hechos deben ser comunicados a la CNMV y al mercado, de forma casi simultánea y siempre antes que a los medios. Conthe llegó a reconocer que si la información relevante se comunica al mercado antes que a los medios, para ruedas de prensa y entrevistas periodísticas, quedaría la información irrelevante.

En esta especie de guerra contra la exclusiva periodística, el máximo mandatario del órgano regulador se vio apoyado por Borja Puig de la Bellacasa, presidente de la Asociación de Directivos de Comunicación (Dircom), para quien la exclusiva no es más que la filtración empresarial. Ciertamente, nadie duda de que el ideal de las grandes corporaciones consista en que la prensa reproduzca sus comunicados oficiales, pero esa puede no ser la solución.

El presidente de la CNMV recordó que durante la Guerra Fría alguien dijo que el 80% de la información de los espías soviéticos procedía de los kioscos de prensa. Es más, el Real Decreto que a efectos de información privilegiada y abuso de mercado prepara el Gobierno distinguirá entre el uso de información privilegiada para enriquecerse y su difusión por un miedo informativo... y ambas conductas podrán penalizarse.

En cualquier caso, Conthe se mostró indulgente, cuando recordó que en la CNMV parten del principio de que el periodista (no hablo del editor) no actúa en principio por motivos espurios, y que, también en principio, la CNMV no suele investigar las fuentes de los periodistas. En ese momento, el vicepresidente de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), el periodista Ángel Boixadós, le recordó que esa actitud podría significar una merma de la libertad de prensa y un atentado contra el artículo 20 de la Constitución. La respuesta de Conthe es la misma: o la profesión periodística se autorregula o será regulada.

Como colofón, el presidente de la CNMV dijo sentirse mucho más cómodo con periodistas anglosajones, que no le buscan las vueltas a las cosas, que con los periodistas españoles. En el periodismo económico anglosajón se considera que si una empresa no contesta a la pregunta que se le formula o la información que se pretende contrastar o emplea técnicas evasivas, la información se da por contrastada y cierta, y se publica.

En definitiva, el presidente de la CNMV planteó un escenario de autocensura, en el que tanto el regulador como las empresas se encuentran bastantes ctionodas.