El presidente de la CNMV ha malogrado su carrera política. Ya sólo le apoya el vicepresidente Solbes, pero ha perdido todas las opciones para ser gobernador. Las empresas también se desperezan y plantan cara al regulador bursátil.

Empecinado. El presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Manuel Conthe, se niega a retirar su proyecto de ley mordaza, es decir la instauración de censura previa en las relaciones entre empresa y con analistas y periodistas, algo, especialmente lo segundo, absolutamente inviable.

En la mañana de viernes 16, la Junta Directiva de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), que preside Miguel Ángel Noceda se reunió con Conthe y con su vicepresidente Calos Arenillas. Al final, Conthe no cedió, como le están solicitando desde un montón de instancias profesionales, económicas y políticas, pero aceptó suprimir la alusión a la prensa y mantener la de los analistas de inversión. La APIE ha elaborado un comunicado en el que emplaza al presidente de la CNMV a cumplir su promesa. De otra forma, el presidente de la CNMV quedaría como un mentiroso. Además, si mantiene la amenaza de censura a los periodistas, la APIE está dispuesta a llevarle a los tribunales, dado que supondría un ataque contra el fundamental derecho a la información.

Al final, con una propuesta innecesaria (instrumentada a través de una corta pero sustanciosa misiva remitida por Conthe a la asociación de Directivos de la comunicación, Dircom) se ha convertido en una losa para Conthe, que no obstante se niega a ceder como le aconsejan todos sus próximos, especialmente en el PSOE que le nombró. Desde luego, ha perdido el tren de la gobernaduría del Banco de España. El proyecto de Conthe era unir los dos grandes reguladores (Banco de España y CNMV, sistema financiero y sistema bursátil) en uno solo que, naturalmente, él dirigiría. Ahora esa oportunidad se ha esfumado, si es que no se ve obligado a dimitir como presidente de la CNMV

Además, Conthe ha irritado a los consejeros de la CNMV, a los que no se consultó. Hasta algunos de sus más directos colaboradores discrepan del proyecto. El asunto ha llegado a Moncloa, donde consideran que se ha abierto un melón que bien podía haberse mantenido cerrado.

Además si Conthe retira finalmente su ansia de control sobre los periodistas, no es de recibo que analistas y dircones acepten la mordaza que les quiere imponer, entre otras cosa porque resulta de difícil cumplimiento.