Hace tiempo que Rodríguez Zapatero renunció a tener éxito en su lucha frente a la crisis económica, pero es evidente que no ha renunciado a permanecer en la Moncloa 12 años. En la City madrileña se ha llegado a un consenso (y los consensos en la City son complejos, salvo para defender los intereses de los pudientes): la incapacidad de ZP, no ya para salir de la crisis, sino tan siquiera para afrontarla.

Y existe un segundo consenso: va a costar salir de la espiral donde nos ha situado. Hemos tocado fondo y, como decía aquel taxista, siempre podremos escarbar desde el fondo hacia abajo, pero la cosa se presenta compleja.

Un hombre tan poco proclive al tremendismo como Mariano Guindal se pregunta si ZP debe dimitir. Con un 20% de paro la respuesta debería ser positiva, pero no en la España de ZP, la España dual: la España que lee y la España que ve, que ve la televisión, se entiende.

ZP ha delegado su defensa en la televisión -la prensa ha muerto como instrumento de influencia-, la opinión publicada se informa en Internet, pero sigue siendo una minoría. No se engañen, el presidente del Gobierno vive ya en una nube, se cuela a través de la televisión en la sala de estar pero no puede estar más alejado, no ya de la gente, sino de todo lo que le rodea, incluidos sus ministros. Debe ser lo que llaman el síndrome de La Moncloa pero, en cualquier caso, España ha perdido una oportunidad: seguimos siendo el país que tiene una técnica perfecta para salir de la crisis: esperar el furgón de cola a que otros países arranquen la locomotora.

Sólo con esta imagen se explica que en un país al que Moodys sitúa a la cabeza de la miseria, el campeón del paro, el que se descuelga de la renta per capita europea su presidente, en lugar de dimitir, o al menos esconderse pudorosamente debajo de la mesa, saque pecho y asegure que la culpa es del Partido Popular que no ha querido consensuar un programa contra el paro.

Lo de este personaje tiene poco remedio. Simplemente hay que echarle. Lo que viene, el Partido Popular, no me gusta mucho (está bien, no me gusta nada) pero esa no es la cuestión: la cuestión es librarnos de este desastre con patas conocido como ZP.

Eulogio López

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